HISTÓRIA DE LA EDUCACIÓN FÍSICA

 



No será hasta el Renacimiento cuando la Educación Física se establezca como una disciplina educativa. Sin embargo, el término aparece documentado por primera vez en 1762 en la obra de J. Ballexserd, un médico suizo con inclinaciones higienistas, titulada Díssertation sur l’éducation physique des enfants depuis leur naissance jusqu’à l’âge de leur puberté, que fue contemporánea al Emilio de Rousseau (Betancor, Vilanou, 1995). Durante la Ilustración, la Educación Física comenzó a definir su identidad pedagógica, superando por primera vez su enfoque utilitario, que se centraba en la preparación para la guerra, en su aspecto político-militar, o en la sanación del cuerpo, en su vertiente médico-higienista. A pesar de esto, no será hasta el siglo XIX que se reconozca como una disciplina con un método propio. Por lo tanto, prestaremos más atención al período que abarca desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, destacando de épocas anteriores aquellos aspectos que consideremos relevantes en relación con las prácticas motrices y la concepción del cuerpo, que puedan contribuir a entender la evolución del tratamiento de la Educación Física a lo largo de la historia.



De la Antigüedad hasta el siglo XIX

Grecia clásica

Antes de hablar sobre la Grecia clásica, es importante mencionar que, antes de este período histórico, las prácticas motrices estaban estrechamente relacionadas con los diferentes modos de producción, principalmente la caza y la pesca. Estas actividades eran esenciales para la supervivencia de la especie y evolucionaron junto con las técnicas de los ejercicios corporales (Betancor, Vilanou, 1995). La revolución neolítica trajo consigo las primeras sociedades agrícolas sedentarias, lo que llevó a que la actividad física también se asociara a rituales sociales y religiosos a través de danzas y juegos, convirtiéndose en un factor de cohesión social. Además, el aspecto bélico, es decir, la preparación del cuerpo para la guerra, se convirtió en otra dimensión de los ejercicios corporales en esta época temprana, alcanzando uno de sus puntos más altos en la gimnasia militar de Esparta, un claro ejemplo de una sociedad militarista que ha perdurado a lo largo de la historia. No fue hasta el período clásico de la cultura griega, en Atenas, que se consideró el hecho físico como un componente educativo: “(...) como un aspecto importante de la formación integral del individuo y, también, como un reto lúdico y competitivo (...) en la sociedad griega clásica existía ya un ideal de educación del cuerpo que conforma una parte sustancial de la paideia” (Pérez Ramírez, 1993, p. 24). El concepto de paideia representa el ideal global de formación del individuo, donde se busca un equilibrio entre lo físico y lo intelectual, con el fin de alcanzar el ideal educativo de la areté helénica, que abarca tanto la belleza física como la bondad desde una perspectiva ética y moral. Por primera vez, nos encontramos ante una educación integral de la persona, donde los valores físicos y estéticos son inseparables de los espirituales. Por esta razón, los ejercicios corporales fueron denominados gimnástica, un término que se utilizó por primera vez. La concepción de la educación, tanto en su aspecto general como en su función motriz, ha ido cambiando a lo largo del tiempo debido a diversos factores históricos, sociales y pedagógicos. Betancor y Vilanou (1995) mencionan algunas de estas razones: 1. La creciente profesionalización del deporte, que se convierte en un simple espectáculo en el imperio romano. 2. La secularización de la vida social. 3. La pérdida de prestigio de los atletas a partir del siglo IV a.C., cuando los filósofos comienzan a resaltar la importancia de la dimensión intelectual (gramática, literatura, retórica) en la formación humana. 4. La crisis de la época helenística, caracterizada por la ausencia de referentes sólidos. 5. La influencia de tradiciones orientales que son menos rígidas en relación con el cuerpo. 6. La progresiva intelectualización de los programas educativos. Todo esto desencadenaría una crisis que se empieza a reflejar en la obra tardía de Sócrates, donde la idea de separar mente y cuerpo comienza a tomar forma. Platón será quien confirme esta ruptura entre lo corporal y lo intelectual, otorgando cada vez más importancia a lo intelectual en su obra, considerando el cuerpo como un simple contenedor de la sabiduría. Justificará la gimnástica únicamente como lo que permite que el cuerpo se mantenga sano y no perjudique la perfección del alma, según la famosa idea de que el cuerpo es la cárcel del alma. Su pensamiento se inclinará definitivamente hacia una visión intelectualista de la educación en La República, obra que influirá en toda la tradición filosófica posterior. Aristóteles marcará una clara separación en la educación entre mente y cuerpo, limitando la gimnasia a funciones de mantenimiento de la salud y defensa de la ciudad, y otorgando una total preeminencia a la educación del alma. Su obra servirá como un puente hacia el mundo helenístico-romano y, sin duda, influirá en períodos históricos posteriores.


Roma

 Como heredera del pensamiento griego de la última época, donde el intelectualismo había relegado la gimnasia a un segundo plano, la civilización latina ve desaparecer definitivamente el concepto de paideia: “No existió entre los romanos un acuerdo sobre el papel que el cuerpo y su educación tenían que desarrollar” (Pérez Ramírez, 1993, p. 25). Para los romanos, el cuerpo era visto como una fuente de placer o un instrumento al servicio de la voluntad y la razón, siendo la militarización y la profesionalización aspectos clave en este período. El crecimiento territorial de Roma, que culminó en el Imperio, generó la necesidad de contar con un ejército bien preparado, lo que más tarde se conocería como gimnasia militar. A pesar de que Roma acuñó el famoso aforismo mens sana in corpore sano (Juvenal), se priorizó el valor físico como una cualidad exclusivamente masculina y utilitaria, un modelo que ha perdurado a lo largo del tiempo. Las diferencias, a pesar de las influencias mutuas, entre el mundo romano y el helenístico se evidencian especialmente en las olimpíadas y los juegos del circo. El pueblo romano, mucho más pragmático, prescindía de la espiritualidad de lo olímpico para celebrar juegos donde predominaban el profesionalismo de los gladiadores y el espectáculo, que además se utilizaba para consolidar el poder imperial, como se expresa en la famosa frase "pan y circo". En el ámbito de la medicina, Galeno se centró en el desarrollo de los conocimientos existentes hasta ese momento y, al ofrecer sus servicios a los gladiadores, podríamos afirmar que Roma inicia lo que más tarde se conocería como medicina deportiva.


La edad media

Este período histórico se distingue por llevar el dualismo a su máxima expresión. “Es ya un lugar común el decir que la Educación Física murió con el cristianismo” (Benilde Vázquez, 1989, p. 62). Se podría argumentar que la única pedagogía relacionada con el cuerpo existe únicamente para reprimirlo, ya que lo que realmente debe educarse es el alma, el intelecto. Los ejercicios físicos cederán su lugar a los ejercicios espirituales. Esta rigidez en los enfoques se extenderá a lo largo de los siglos, como una reacción ante el paganismo romano y sus excesos. En respuesta, el concepto de hombre, hasta la llegada del humanismo renacentista, estará íntimamente ligado a la espiritualidad. El cuerpo no será objeto de educación a menos que sea para lograr su dominio, subordinado a la salvación del alma y visto como un obstáculo que aleja al hombre de la santidad. El cuerpo se ha convertido en el templo del alma. La única ocasión en que el cuerpo fue valorado de manera positiva fue en su uso para la guerra. El cuerpo se consideraba una máquina al servicio de las numerosas contiendas que caracterizan este período histórico, que llegó a otorgar tanta importancia a lo bélico que incluso se celebraban justas y torneos protagonizados por la nobleza. La iglesia no tardará en asumir la guerra, santificándola. Consecuentemente, el culto al cuerpo que pueda comportar la preparación de los ejércitos quedará justificado por la ampliación del territorio de dominio católico mediante las cruzadas. La guerra será santa contra el infiel, lo cual implica el desarrollo no sólo del ideal de caballería sino también el desarrollo de ejercicios como la caza o la hípica. Podemos afirmar que ni en el ámbito pedagógico, ni médico, ni higiénico, la Edad Media aportó nada que fuera significativo para la evolución de la Educación Física.


Del Humanismo Renacentista a la Ilustración

El Renacimiento, como un período de redescubrimiento del mundo clásico griego y latino, representa una luz al final del túnel medieval. En esta época, el ser humano vuelve a ocupar el centro de atención, y su cuerpo se convierte en parte fundamental de esta nueva visión del mundo. La búsqueda del equilibrio y la armonía entre el alma y el cuerpo, características del mundo clásico, se convierte en un objetivo deseado por filósofos, educadores, artistas y arquitectos, quienes persiguen un ideal estético y ético que hereda la paideia griega. En este contexto, la educación experimenta un notable desarrollo, y la Educación Física vuelve a recibir atención como parte integral de la formación del individuo, redescubriendo la antigua gimnasia griega. En este sentido, destacan las figuras de Vergerio, con una orientación militarista, y Mercurialis, autor de "El Arte Gimnástico", quien adopta un enfoque médico-higienista y revalora las contribuciones de Galeno. Sin embargo, es Victorino de Feltre el pedagogo que introduce la gimnasia en el currículo de su Casa Giocosa, lo que para muchos autores lo convierte en uno de los pioneros de los ejercicios físicos en la educación, llevándolos a considerar que es el creador de la Educación Física moderna (Benilde Vázquez, 1989). De este modo, la Educación Física deja de estar asociada únicamente a la educación militar, y el cuidado del cuerpo se convierte en un valor apreciado tanto en la aristocracia cortesana como desde una perspectiva médica y educativa. También son relevantes, en el ámbito pedagógico de este período, Maffeo Vegio, Sadoleto, Rabelais, Luis Vives y Erasmo, quienes abogan por la inclusión de ejercicios físico-corporales en la formación de la juventud.

Aportaciones del Empirismo (s. XVII)

En este período de tránsito a la Ilustración, obligada es la referencia a Locke, que concibe la Educación Física como un medio que tiende a favorecer los fines de la educación. Su ideal educativo es el gentleman –“caballero”–, el hombre que goza y controla el equilibrio entre el cuerpo y el intelecto. Un ideal de hombre que vive en la ciudad, cerca de la corte, cuyos objetivos son un buen nivel de salud mediante la adquisición de hábitos, el dominio de su cuerpo para formar el carácter y la moral, y la recreación del espíritu para obtener diversión, descanso y equilibrio.

Sus ideas, expresión de lo que se ha denominado Utilitarismo inglés, modelo de la nueva Inglaterra que domina el mundo con sus colonias, han prevalecido en la sociedad británica hasta tiempos mucho más próximos.

La Ilustración

En el siglo XVIII, la Ilustración representó una ruptura ideológica con la Europa tradicional aristocrática, heredera de lo medieval, y se convirtió en uno de los movimientos culturales e intelectuales más significativos y progresistas del mundo occidental. Durante este período, se reivindica la educación integral del individuo, estrechamente relacionada con el contacto directo con la naturaleza (Naturalismo). Como se mencionó en la introducción de este capítulo, es en este tiempo cuando se documenta por primera vez el término Educación Física (Ballexserd, 1762). Así, en el Naturalismo, el cuerpo adquiere una importancia fundamental. No solo será el medio de conexión con el entorno natural y sus leyes, sino que el alma, lo espiritual y lo natural, se vinculará a través del cuerpo con la naturaleza. El cuerpo, por lo tanto, obtiene una relevancia que antes le había sido negada, alcanzando un nivel equivalente al del alma. El naturalista busca un equilibrio entre cuerpo y alma que hasta ese momento no se había promovido, ya que el racionalismo cartesiano había separado el cuerpo (res extensa) del alma (res cogitans). Rousseau, a través de su emblemática obra L’Émile, se presenta como el principal exponente del Naturalismo: la idea del buen salvaje, donde la cultura del cuerpo es fundamental en la educación del niño y del adolescente. Esta educación debe orientarse hacia un regreso a la naturaleza, educando los sentidos y la percepción. En lo que respecta a la Educación Física, la considerará esencial en el proceso educativo. El cuerpo, como medio para desarrollar la inteligencia y conectar con la naturaleza, recibirá una educación orientada al equilibrio vital del individuo como un todo (educación integral). Por todo esto, Rousseau es considerado el padre de la Educación Física moderna, aunque sus ideas sobre los ejercicios físicos no formaron un sistema propio, sino que reflejaban su deseo de regresar a condiciones de vida más naturales.

Ese marco teórico sobre la educación culminó con la publicación de la Pedagogía de Kant, ideas renovadoras que fueron llevadas a la práctica por los filósofos y pedagogos J.B. Basedow y J.H. Pestalozzi, para quienes la educación corporal es capital. En España, el coronel Amorós –que más tarde emigró a Francia– introdujo y adoptó las ideas educativas de Pestalozzi.

Basedow, fundador de la institución Philantropium de Dessau, que fue muy reconocida por sus contemporáneos, desarrolló sus actividades como un auténtico laboratorio pedagógico. En esta escuela se daba gran importancia a los ejercicios físicos como complemento necesario a la educación intelectual, que formaban parte, al igual que las otras materias, en la programación del centro, consiguiendo un plan educativo armónico e integral.

Con todo, el ilustrado más importante es Pestalozzi, seguidor de Rousseau pero con ideas distintas respecto a la necesidad de regresar a lo absolutamente natural. Pestalozzi aboga por un hombre autónomo y equilibrado en tres aspectos: cuerpo, corazón y razón. Equilibrado en lo moral (corazón), lo espiritual (razón) y lo físico (cuerpo). Cuando el desarrollo de una de las partes sea excesivo respecto a las otras dos, estaremos ante un desequilibrio antinatural. Así, en sus centros se da gran importancia a los juegos y ejercicios corporales sistematizados (la Gimnasia elemental) para conseguir una mayor disponibilidad motriz del niño. Posteriormente, añadiría otras utilidades de la gimnasia: la Gimnasia industrial, destinada a los niños que deberán trabajar en las fábricas, y la Gimnasia militar, precursora de lo que serían los batallones escolares.



Se puede observar que con la Ilustración y sus ideas sobre el hombre y la naturaleza se promovió una renovación pedagógica que contemplaba la gimnasia y otras actividades motrices como parte fundamental de la educación del niño, influencia que ha llegado hasta nuestros días.

referencias

Joan Vigó Arnau, Rafaela Hernández Burgos, Manuel Pellejero López  Ebooks7-24

presentación

https://gamma.app/docs/Historia-de-la-Educacion-Fisica-Desde-la-Antiguedad-hasta-la-Ilus-24g7vaahqjkbqf9


         



 



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